jueves, 20 de septiembre de 2007

Arduas insidias



El clarividente día recoge los estragos umbríos,
y me hastía saber la noticia insondable,
mi destino es como cual ventarrón indomable,
y yo el agua llevada entre los cauces de los ríos.

Soy el cascajo inútil del insigne amor tuyo
me postro ante tu zozobra, de decir sin saber...
pregono por el sendero oscuro, sin ver,
el errático pasmo, de cual inmerecible barullo.

Espero q duermas en el campo de los sueños
que yo seré el viento frugal en tu vida;
desbravaste mi alma, seré el más sombrío día,
la mentira y la arrogancia son ahora tus dueños,

soy el transeúnte que pasó por tus caminos,
la sinfónica que toco las piezas de tu cuerpo.
Soy el aire de tus palabras y tú en la que verso,
recibe mi poema póstumo entre mis suspiros.

Aún te veo en mi floral, y en mi corazón desmigajado,
la mas hermosa rosa regada con mis lágrimas,
el tropel de los sentidos, las sahuméricas rimas;
sólo quedan las piltrafas de este amor enamorado.

Y termino el aguacero en tinta de odio en llamas,
mayestática mentira tuya, remolino huraño el mío.
El endeble papel no resiste ya el dolor de mi pulso,
es tan injusto morir en ti mi ángel, ahogado entre tus alas.

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